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25 may 2007

La fauna de sistemas

Los libros de ingeniería de software nos enseñan que durante el desarrollo de un producto de software intervienen, del lado del cliente, roles tales como el “product owner”, los “stakeholders”, los “sponsors”, los “key users”, entre otros personajes que tienen responsabilidades bien claras y definidas dentro del proceso de desarrollo.

El problema con esta categorización de individuos es que, cuando un desarrollador deja el ambiente académico y empieza a enfrentarse con la realidad, se encuentra con que muchas veces es difícil identificar claramente a esos roles entre las personas con las que debe interactuar del lado del cliente. Es por eso que decidí hacer un aporte a la comunidad desarrolladora y catalogar a estas personas de una forma más práctica, es decir, evitando definir roles y responsabilidades para ellas y, en cambio, describiendo su conducta y señalando el papel que juegan en el proyecto. Para ilustrar este catálogo inventé una serie de personajes con nombres ficticios (aunque descriptivos) que cualquier desarrollador podrá identificar fácilmente cuando le toque poner a funcionar un software de su creación.

José Quieroapretarunateclayquemeaparezcanlosdatos (dueño de la empresa):
Es tratado con gran respeto por todas las personas involucradas en el proyecto, aunque nadie da importancia a sus opiniones, sugerencias o exigencias. Algunos pueden tomar nota de lo que dice, o incluso argumentar sus opiniones, pero lo hacen sólo por cortesía. El proveedor del software debe mostrarle el mismo respeto que le demuestran lo demás, y demostrarle (aunque sea falsamente) que toma muy en serio sus aportes al proyecto; al fin y al cabo, por más que no entienda nada de nada, tiene la autoridad suficiente como para cancelar cualquier proyecto, sin importar cuánto le cueste a la empresa su decisión.
Frases características: “¿No se podrá agrandar la letra en los listados? por que yo así no veo nada”, “Cuando llevábamos la contabilidad a mano era todo mucho más fácil”.
Participación en el proyecto: espectador.

José Dios (gerente de sistemas):
Es importante llevarse bien con Dios, si es que se quiere sobrevivir como proveedor de software. Hay que intentar, por todos los medios posibles, tenerlo como aliado y no como enemigo. Como su apellido lo indica, él decide los destinos de todos aquellos que participan en el proyecto, y puede bajarle el pulgar a cualquiera, en cualquier momento. Puede aparentar que le interesa el beneficio que el sistema puede generar para la empresa, pero lo único que le interesa es el beneficio que puede tener para su carrera profesional.
Frases características: “¿Cómo estamos con los plazos?”, “¡Qué buena que está la consultora nueva que mandaron de Accenture!”.
Participación en el proyecto: dictador.

María Nohayorganosexualmasculinoquemevengabien (jefa administrativa):
Necesita constantemente demostrar su poder, y para ello hará todo lo posible por lograr que el proyecto fracase. Aprovecha las reuniones de avance para hablar de todos los defectos que tiene (o cree que tiene) el nuevo software a implementar, comparándolo con el software que usa actualmente y destacando todas sus supuestas ventajas. Para vencerla se requiere quebrar, con astucia y estrategia, esa fachada dura que intenta mostrar ante los demás, poniendo en evidencia sus inseguridades. Por ejemplo, una forma de hacerlo consiste en preguntarle, delante de todos, qué hizo el último sábado por la noche. Otra estrategia consiste en tratar de enemistarla con Dios, para que todas sus opiniones sean rápidamente desmerecidas.
Frases características: “Si no puedo ver los estados de cuenta a una fecha, el programa a mí no me sirve”, “Ese no es mi problema, no sé cómo lo van a resolver, pero más vale que lo resuelvan”.
Participación en el proyecto: lastre.

José Hiperactivo Fanático (empleado administrativo):
Le fascina todo lo nuevo, mostrando un entusiasmo excesivo por cualquier pantallita de colores, cualquier animación, cualquier detalle audiovisual que haga más simpática a la aplicación, sin importar que funcione o no. Es importante dejarlo contento, ya que será el que más esté en contacto con el nuevo software y tendrá la responsabilidad de reportar los errores o las necesidades de mejoras. Por suerte, dejarlo contento es fácil: basta con colocar botones en la interfaz de usuario que cambien de imagen aleatoriamente cuando se les pasa el mouse por encima; con esto, Hiperactivo Fanático tendrá algo que hacer durante toda la jornada y olvidará su responsabilidad para reportar acerca del funcionamiento del sistema.
Frases características: “El nuevo programa anda en Windows Vista, ¿no? Por que yo en mi máquina tengo Windows Vista”, “¿Se puede hacer que el relojito dé vueltas mientras está trayendo los datos?”.
Participación en el proyecto: colaborador algunas veces, y molestador otras veces.

María Latengomásclaraquetodos (empleada administrativa):
Conoce los circuitos administrativos tan bien que si la echan, la empresa se va a los caños. Es muy respetada por todos, incluso por Dios, pues es consciente de la criticidad de sus conocimientos. Es fundamental escuchar cuidadosamente cada uno de sus comentarios y sugerencias, pues son clave para el éxito del proyecto. Es profundamente odiada por Nohayorganosexualmasculinoquemevengabien, por que sabe que no la puede sacar de su puesto, y le envidia el respeto que todos le tienen.
Frases características: “Entre nos... este listado ni lo hagan por que jamás se va a usar”, “No se preocupen, yo lo convenzo a Dios para que les apruebe el presupuesto”.
Participación en el proyecto: colaboradora indispensable.

Esta lista no está para nada completa. Hay muchos otros personajes destacables en la fauna de sistemas, los cuales iré describiendo en futuros posts.

13 may 2007

¿De qué se reía El Zorro?


Durante mi niñez había varios personajes del cine y la TV a quienes yo idolatraba. Meteoro, Han Solo, Maxwell Smart, son algunos de ellos. Cada uno de ellos tenía ciertas cualidades que lo hacían digno de admiración. El Zorro (el de la serie de Walt Disney, que era interpretado por Guy Williams) también estaba entre mis ídolos, gracias a una cualidad que lo hacía sobresalir del resto: la sonrisa que mostraba durante las peleas con espada.


Cuando era chico no lo hacía, pero en la actualidad, cuando vuelvo a ver El Zorro, no puedo evitar preguntarme de qué se reía. La respuesta más inmediata que se me ocurre es que se reía por que disfrutaba mucho espadear, entonces aunque se encontrara ante enemigos que lo superaban por mucho en número, él mantenía su sonrisa por que estos enemigos le daban la oportunidad de hacer algo que le resultaba gratificante.


Reflexionando un poco sobre el tema, se me ocurre otra explicación más compleja para esa sonrisa: la usaba como estrategia, con un doble propósito: desmoralizar a sus enemigos y darles confianza a sus amigos.


Quizás la verdadera explicación es que se acordaba de algún chiste que le contaban antes de filmar cada escena de acción, pero yo me quedo con la idea de la estrategia, y además trato de aplicar esa estrategia en mis luchas cotidianas, aunque no me enfrente a diario en duelos de espadas con los lanceros fieles a la corona española.


El Zorro podría haber elegido mostrar a sus adversarios un gesto fiero, como un perro que muestra sus dientes para que el enemigo sepa los filosos que son. Pero en vez de eso les mostraba una expresión risueña, haciéndoles saber que la pelea le resultaba entretenida y que estaba seguro de que la ganaría.


En mis luchas cotidianas me enfrento a enemigos mucho más mundanos, que a veces ni siquiera están corporizados en personas. Estos enemigos son, por ejemplo, los obstáculos que encuentro en mi trabajo y que intentan hacerme fracasar en la búsqueda de mis objetivos. Cuando uno de estos enemigos se me pone delante, en lugar de angustiarme y poner cara de preocupación, me río de ellos, con lo cual ya tengo la mitad de la pelea ganada.


Nunca leí nada sobre técnicas de motivación para equipos de trabajo, pero ésta, si no lo es, debería ser una. Si los miembros de un equipo de trabajo ven que su líder pone cara de enojo, preocupación, cansancio o fastidio ante cada inconveniente que se le pone delante, seguramente se desmoralizarán y perderán la motivación para lograr los objetivos comunes al equipo. En cambio, si ven que su líder se ríe y hasta disfruta cuando debe enfrentarse a los problemas, esta actitud les inspirará confianza y seguridad para colaborar en el logro de los objetivos comunes.


El sargento García era un completo inútil, pero cuando por alguna razón se enfrentaba junto al Zorro con un enemigo común a ambos, sacaba a relucir habilidades que resultaban decisivas en la tarea de lograr la victoria.


Moraleja: un buen líder le sonríe a las dificultades, y así logra que aún sus colaboradores más inútiles aporten algo positivo para la resolución de los problemas que debe enfrentar el equipo.